Algunas conclusiones al escribir un primer borrador
Artículo publicado en 2016 y revisado en 2023
Hace meses escribí el primer borrador de una historia. A continuación comparto algo de lo que este proceso me ha enseñado por el momento, pues probablemente son fallos de escritora novata.
Carencias de un borrador
No tengo claro qué quiero contar. Mientras no me decida por esa idea controladora en torno a la que gira el mundo creado, sus elementos serán recortes aislados sin un propósito, cualquier concepto estará diluido. Disponía de ingredientes y los mezclé, pero como no había definido el plato que iba a cocinar el resultado es un mejunje sin precedentes. Supongo que se debe a limitaciones varias que he de reconocer y abordar. Una vez replantee e intensifique mis intenciones, podré añadir nuevos componentes, renunciar a algunos o calibrar otros, por mucha molestia que me genere y creaciones con cariño que se excluyan.
Existen bastantes alusiones a escritores que en sus textos se explayan en exceso. Sin embargo, como me pasa a mí, una también puede quedarse corta en descripciones. Busco por naturaleza la síntesis, huyo de la repetición y doy demasiadas cosas por sentado. Como consecuencia, cualquier lector beta echa en falta ya en la segunda página una situación precisa (setting) y explicaciones imprescindibles sobre los protagonistas y sus acciones.
Los personajes no saben adónde van y los lectores no se están enterando de nada, ¿qué más he podido hacer mal en esta narrativa con argumento? Pues el conflicto, difícil de identificar por mi escritura telegráfica, no parece lo suficiente fuerte y nadie se juega mucho o a quien lee ni le importa.
Certezas constatadas
Además de estos tres fallos sísmicos de autora novel, he comprobado que para poner el mecanismo en marcha necesité compromiso para sacar la historia y establecerme un plazo. Es decir, me dije de verdad que quería tenerla escrita para tal día y lo hice. En mi situación fue un deadline autoimpuesto, para otros es imperativo laboral o iniciativas como NaNoWrimo. En cualquier caso, sin elevados niveles de voluntad, habría perdido el tiempo con intentos que no habrían llegado a ninguna parte.
Al redactarla por fin, liberas a tu mente de la idea, esta adquiere vida propia en el documento y tal vez pueda recibir otras.
Esta entrada espero que nos sirva a los escritores principiantes para grabar bien estos conceptos y, personalmente, me anime a ver si esta obra de ficción se puede reconducir e ir a por siguientes borradores. El texto nunca será perfecto, desde luego, pero si continúo trabajando quizá alguien lo considere comestible e incluso rico.