Dar con el nombre de autor adecuado
Artículo publicado en 2016 y revisado en 2023

Al atribuirse la paternidad de una obra (lo cual es opcional), su autor tiene derecho a emplear su nombre real, una versión adaptada o bien un nombre ficticio (seudónimo o heterónimo; pen name en inglés o nom de plume en francés).
En principio, los seudónimos se utilizan más para los géneros de ficción. En el ámbito de la no ficción se tiende a usar la verdadera identidad para que se vincule al recorrido académico o a la influencia en determinado campo.
Contenidos:
- Un buen nombre de escritor
- Encontrar el seudónimo adecuado
- Tener varios nombres
- Por qué usar un seudónimo o un nombre real modificado
- Cuándo no utilizar un seudónimo
Un buen nombre de escritor
Sea más o menos real, lo ideal del nombre es que sea fácil de recordar, de forma que los usuarios puedan comentárselo sin problema a un dependiente en una tienda o introducirlo correctamente en un buscador. En este sentido, utilizar iniciales de un segundo nombre o apellido, como Quiensea A. Loquesea, quizá complica que den con nosotros.
Si queremos usar un apellido del estilo de Zhayëntgović, conllevará sus pros y contras. Tal vez sea un reto reproducirlo sin errores. Los interesados deberán anotarlo en un papel para preguntarle al librero. Aunque, bueno, en el ámbito digital el corrector de los buscadores sugiere y redirecciona si se comete algún fallo al introducir una expresión poco habitual. Además, un apellido como este es más diferenciador que la mayoría.
Tengamos en cuenta qué puede significar en otros idiomas y si su pronunciación sería un reto para hablantes de otras lenguas.
Una vez seleccionado, indaguemos si alguien está empleando ya ese o uno similar y con qué alcance. Miremos si los nombres de dominio están elegidos. Si no queremos que sepan nuestro verdadero nombre y contratamos nosotros el dominio, asegurémonos de que tiene protección ante una consulta whois (de lo contrario, cualquiera puede saber qué persona oficial ha contratado el producto).
Comprobemos si está disponible nuestro nombre de usuario deseado en redes como Twitter. Como proponen en SmallBlueDog, cuando el que queremos lo tienen otros o si es demasiado largo para ciertas plataformas, podemos abreviar el nombre o apellido o intercambiarlos, añadir un número o una palabra que nos identifique, como un lugar o algo relativo a escribir. Quien se plantee publicar en Amazon, podría mirar si hay un escritor con su mismo nombre en Author Central.

Encontrar el seudónimo adecuado
En primer lugar, cuando ya tenemos una plataforma asociada a otro nombre, pensemos bien si deseamos un apodo distinto, pues habría que construir una nueva, lo cual requiere tiempo y trabajo. ¿Seguro que a nuestros seguidores no les interesará esa otra temática?
Para dar con el nombre ficticio apropiado, podemos curiosear mapas, la guía telefónica, el libro de los nombres de bebé o diversas referencias culturales, jugar con los anagramas y la imaginación, recordar hipocorísticos o personas que nos han marcado. Otra alternativa son las webs que generan nombres aleatorios (name generator).
Si vamos a publicar, en principio el sobrenombre ha de sugerir profesionalidad, así que en muchos casos desestimaremos ideas tal que Letra Misteriosa. Ahora bien, hay algún género o lectores que no piden este ingrediente o incluso todo lo contrario, por ejemplo, las obras de Blue Jeans han tenido éxito entre el público juvenil. Otras veces, para que los seguidores de un blog o red social reconozcan al autor, este debe publicar con ese nombre de usuario con el que se ha hecho conocido, como Señorita Puri o Enfermera Saturada.
Asimismo, cuando hemos creado nosotros el heterónimo, debemos comprobar cómo suena en alto: ¿encajan nombre y apellido?, ¿cacofonía?
Si planeamos presentar una obra a un agente o editorial, no está de más aclarar que se ha escrito y/o escribirá bajo tal seudónimo, pero conviene que usemos con ellos nuestro nombre real (información de contacto, datos en el contrato y los pagos). Al registrar una obra debemos usar nuestro nombre oficial, aunque normalmente en el formulario hay un apartado para concretar el ficticio.
Del interesado dependerá desvelar o no en algún momento su identidad verdadera. Habría que respetar el deseo de quien elige usar un seudónimo. No obstante, poco puede hacer un escritor si un periodista investiga o si insertan sus textos en ciertos programas de estilometría que analizan las características lingüísticas del autor de un texto (las estructuras y expresiones por las que más se inclina) y las comparan con otros para determinar la similitud.
Tener varios nombres
Llevar dos o más carreras de escritor al mismo tiempo cada una con un nombre no resulta sencillo. Requiere tiempo y coordinación, así que preguntémonos antes si merece la pena (varias páginas web, cuentas de correo, medios sociales...). Si estamos dispuestos, intentemos evitar despistes como no responder cuando se dirigen a nosotros por nuestro seudónimo o firmar con el autógrafo equivocado.
De modo similar al ISBN de los libros, existe un identificador de 16 números que relaciona de forma pública e inequívoca las creaciones con su autor/a, es el ISNI. Se puede bien englobar los varios nombres o variantes de un autor bajo un mismo número o bien tener dos identificadores independientes. No está todavía muy extendido en el ámbito editorial hispanohablante.
Por qué usar un seudónimo o un nombre real modificado
Estas son las principales razones que suelen considerarse para recurrir un nombre de autor diferente al oficial:
- Tener un nombre y/o apellido menos común o que no esté asociado a celebridades ni conocidos personajes de ficción.
- ¿Y si resulta que te llamas igual que un escritor famoso? Cada uno evaluará qué nombre usar al final según sus principios y deseos. En cualquier caso, sería prudente intentar evitar confusiones al usuario, como insertar una inicial u otro apellido o bien destacar algo de la biografía o previas publicaciones para que se note que no somos la misma persona.
- No querer llevar esa herencia familiar (por ejemplo para que a uno no lo comparen) o, por el contrario, homenajear a alguien admirado al llevar su nombre o apellido como alias.
- Preferir un conjunto de palabras que suene mejor, tenga otra extensión (más corto o largo) o sea más fácil de pronunciar o memorizar.
- Para escapar del prejuicio o la presión con respecto a textos propios anteriores. Es liberador.
- Para no confundir a los lectores si se tratan géneros diferentes.
- Estrategia comercial:
- Adaptar un nombre a la lengua de un mercado puede traer más aceptación.
- No caer en la saturación en caso de los autores prolíficos.
- Que empiece por determinadas letras implica una colocación en los estantes (además de que se está cerca o no de ciertos autores de renombre).
- Cuidar la privacidad:
- Para proteger la identidad real sin más.
- Con el fin de separar la vida pública de las producciones escritas.
- Evitar la persecución en un régimen opresor.
- Prevenir la discriminación sexual. La hay también actualmente en varios géneros. Por ello, parece prudente no creer que el nombre que aparece en la cubierta es el mismo que el autor: que en el top de tal lista haya 7 nombres de mujeres, por ejemplo, no significa que en realidad sean 7 escritoras.
- Por pudor: en ocasiones por tratarse de un tema escandaloso en un entorno conservador o por ser un género menos considerado socialmente.
- Conseguir plena sinceridad al escribir, sobre todo si se ha utilizado gente del entorno como inspiración.
- Resultar divertido.
Cuándo no utilizar un seudónimo
Al usar un sobrenombre, uno se refugia y se libera. Sin embargo, no deberíamos ocultar nuestra identidad con los siguientes fines:
- No suplantemos a personalidades (algunas hasta son marcas registradas) ni engañemos a lectores ni algoritmos para que crean que somos quien no somos.
- Por ejemplo, si escribimos una biografía o unas memorias no podemos alegar que somos de tal familia si no es cierto.
- No incumplamos un contrato. Si por ejemplo hemos firmado con una entidad que no publicaremos de otra manera mientras dure el acuerdo o que les mostraremos todas nuestras obras en primicia antes de publicarlas, así tendrá que ser con cualquier nombre que empleemos.
- No nos escondamos tras un nombre inventado para mentir sobre otras personas. Probablemente sería delito y otras cosas más.
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